Al actor vasco le conocían de adolescente por sus masajes de orejas. Baños en barro y tinta de chipirón pero nunca en la ría de Bilbao. Mear apuntando a alguna cosa. Furtivismo sexual en un Seat Panda, y querer imitar a Chicote en su propio restaurante.
Las galletas nos las hemos comido pero tenemos cookies.
Si sigues navegando das tu consentimiento para la aceptación de cookies y nuestra política de cookies. MÁS INFORMACIÓN