Edurne no sale de su asombro… con el especial: ¡Qué cojones!

¡¡¡Qué cojones!!!

Personas que un buen día, por distintas razones y en distintos contextos, se dijeron a sí mismas «¡¡¡Qué cojones!!!», y fueron muy a tope. Gentes que se compran un autobús en una noche de juerga, personas que se libran de los okupas de su piso pagándoles el alquiler de otro, heladeros que confeccionan el polo definitivo… y un largo etcétera de cojonazos.

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