Un abuelo entra por equivocación en un club de alterne y pide una «lluvia dorada» pensando que es un combinado

El viernes es un día especial para Antolín Gotazo. Esté donde esté, en su pueblo o en cualquier punto de la geografía mundial, el anciano de 85 años saborea, sin excepción, una copa bien puesta ese día de la semana.

«Si estoy en el pueblo me tomo mi destornillador bien a gustico y echo el rato charlando con los paisanos- comenta Antolín Gotazo-. Pero el viernes pasado estaba en la ciudad y me metí en una tasca que tenía muchas luces por fuera y estaba muy bonita».

Siguiendo una costumbre que dice tener desde que era mozo, el abuelo entró en el luminoso local sin reparar en las características del mismo. Y como no son muchas las ocasiones en las que el hombre está en la ciudad, quiso innovar con la consumición.

«Me fui a la barra y pedí al camarero que me sugiriese algún combinado para darme un buen homenaje- relata Antolín Gotazo-. Pero me hablaba de unas copas que llevaban cosas muy raras. Y, de repente, me fijé en un cartel que ponía: ‘Lluvia dorada’, 20 euros. ¡Coño! Se iba de precio pero, siendo un sitio tan elegante, con sus sofás de sky, alfombras y todo, pues me pedí una de esas».

Fue entonces cuando acompañaron al abuelo hasta un reservado y le dijeron que aguardase un momento.

«Me metieron en un saloncito muy elegante. Fíjate si es especial la copa esa ‘lluvia dorada’ que te la sirven en un sitio para tí solo Antolín, me dije. Y de repente, me sale un tío con la chorra en la mano y me pregunta que por dónde empieza a mearme. Le metí un empujón y me fui a la barra para reclamar. ¡A ver qué pasaba allí!».

Al final, el barman logró hacer entender al abuelo que la ‘lluvia dorada’ no es precisamente un combinado y, para zanjar la cuestión sin acritud, invitó a Antolín Gotazo a un destornillador, su habitual lingotazo.