Fernando Albizu: «Bailando un arin-arin se pierden 3 millones de calorías»
El actor vitoriano rueda un corto en Álava en el que interpreta a un tipo raro que viste con chándal rosa y dorado, estilo Putin. Hace la entrevista desnudo aunque reconoce que no es su mejor estilismo. Bautiza a un nervio junto al hueso del culo con el nombre de «su majestad». Así como le gusta el chocolate, no soporta la presunción. En un ascensor insinuaría que su acompañante es un pedorro para que no le diese la chapa.